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El circo de las pulgas (Francia) – Les Puces Savantes
15 mayo | 18:00
AGOTADO
Clasificación por edades: +5 años
Precio: Infantil 2€ | General 4€
Teatro de la ilusión… Es uno de los espectáculos que más adeptos y adictos –mayores y niños–, tiene en Titirimundi,
cita a la que no puede faltar. Con mano de hierro y guante de terciopelo, Dominique Kerignard abre la más
grande de las pequeñas carpas del mundo, adoptando la personalidad del intrépido domador Alfredo Panzani, que ha
cambiado sus leones y sus elefantes por una exhibición de pulgas sabias, con las que recorre el mundo.
Parte,durante veinte años, de la compañía Le Magic Land Théâtre –a la que la prensa ha comparado con los Monty
Python–, donde el artista belga dio sus primeros pasos adentrándose en el teatro de marionetas y animación de calle,
Dominique Kerignard presenta este divertido espectáculo para todos los públicos, en el que mezcla el humor y la
manipulación de objetos de una manera hilarante y al más puro estilo de las antiguas barracas de feria.
Pasen y vean, o al menos inténtenlo… Antes de presentar a las actrices principales, el artista vaporiza al público,
porque estos “encantadores animalitos saltan, pican y chupan la sangre”. Mimi, “la pulga más fuerte del mundo”, es
la primera protagonista en saltar a la arena, y como tal le corresponde el honor de estrenar una alfombra roja que
se mueve a su paso por el diminuto escenario. En el siguiente número, logra sostener un clavo de acero en la punta
de la nariz de forma vertical. Más tarde, Zaza, proveniente de América del Sur –de ahí su nombre, “equilibrista de
los Andes”–, arriesga su vida al ejecutar dos saltos mortales, rebotar en la lona y el trampolín y aterrizar en una
pequeña piscina, con la particularidad de que “no sabe nadar”. Por eso, incluso hay que reanimarla. Y después viene
Lulú, “la pulga siciliana de la mirada de fuego”, lanzada al espacio desde un cañón miniatura.
Juglares, acróbatas, comedoras de fuego y equilibristas, las pulgas amaestradas del gran Panzani nos arrastran en un
vertiginoso torbellino de proezas extraordinarias, ejecutadas con exquisita elegancia. Y es que a día de hoy, sólo
existen tres domadores de pulgas. Tal vez porque, con tantos insecticidas, estamos acabando con ellas.