Del 26 de abril al 25 de mayo de 2025.
Probablemente el nacimiento del tiovivo que hoy conocemos tenga su origen en el siglo XVIII, a manos de los franceses, que crean un dispositivo consistente en unos cuantos caballos esculpidos y en unos carros que pendían por cadenas de los radios del eje central. Su finalidad era el entrenamiento de jóvenes nobles en el deporte del toque de lanza. Antes de finalizar el siglo, los tiovivos o “caballitos” se habían extendido por toda Europa, y ya se construían con el único fin de divertir y entretener. Eran pequeños y ligeros para favorecer su movilidad, y la energía para el movimiento giratorio provenía de criados, mulas o caballos, hasta que más tarde, a partir de 1870, se aplica el motor de vapor.
En América, con Gustav Dentzel como pionero, el tiovivo tiene un gran éxito. Muchos fueron los que se dedicaron a tallar animales y carros para los tiovivos americanos, compitiendo en originalidad, colorido, y dando origen a los tiovivos más artísticos: los más bonitos, más grandes, más ricos en detalles, mejor tallados, más elaborados, etc.
Es ya tradicional que “los tiovivos de Titirimundi” anuncien con su llegada la proximidad del festival. Estas admirables obras de arte y de ingeniería ya forman parte del paisaje estético del Festival. La contemplación de estos increíbles ingenios atrapa e hipnotiza la vista de todos los que se acercan al Acueducto.
El Carrusel D’Andrea fue construido en Toulouse (Francia) en 1999 por La Machina, bajo la dirección artística y técnica de Francois Delaroziér, fiel colaborador de la compañía de teatro Royal de Luxe.
Creado con materiales esencialmente básicos, como madera, cuero, vidrio, plumas, acero, hierro, estaño y cobre junto con elementos extraídos de diversas piezas de chatarra (motos, ventiladores, etc), pretende resultar lúdico, al mismo tiempo que despliega una fantástica poética infantil y finisecular decimonónica a través de objetos que emulan animales fantásticos que parecen extraídos del universo de Julio Verne: el pulpo gigante, el dinosaurio alado, o representaciones alegóricas de oficios imaginarios, como el guía de aves migratorias. Cada personaje y carricoche dispone de diversos elementos que pueden ser activados por los niños.
Un tiovivo de ensueño para días mágicos.