
Si hay un punto de inflexión en la historia de Titirimundi en los últimos años, es, sin duda, la muerte de su creador y director, Julio Michel Villacorta, en 2017. Tras su marcha deja un equipo que ha interiorizado su filosofía del proyecto y conoce los motivos por los que, en Titirimundi, se hacen las cosas de una forma y no de otra. Un equipo compenetrado que lleva una década trabajando juntos y Marian Palma del Castillo al frente, que toma el relevo después de haber trabajado con Julio 14 años.
Un Festival como Titirimundi requiere trabajar con mucha anticipación. Organizar las agendas de compañías de distintos países exige coordinar calendarios y disponibilidades con 12, y hasta 18, meses de antelación. Esto significa que las dos primeras ediciones de Marian Palma como directora de Titirimundi aún tenían mucho de Julio Michel.
2020 fue el primer año en el que la programación corrió a cargo de Marian Palma. Debido la pandemia de Covid-19 se canceló el festival de mayo y se trasladó la fecha a otoño, se eliminó la programación de calle y se limitaron los aforos. La 36ª edición de Titirimundi se celebró en septiembre sin ningún problema derivado del coronavirus, no hubo contagios, el público demostró que estaba a la altura de las circunstancias y el equipo mantuvo la maquinaria cultural en marcha en un momento en el que hacía falta más que nunca.
En 2021 todo estaba listo para celebrar el festival en mayo, sin embargo, ante la incertidumbre que aún provocaba la pandemia, la fecha se volvió a cambiar a septiembre. El esfuerzo que hay detrás de estas dos ediciones sólo se puede entender si comprendemos que en 24 meses se organizaron 4 ediciones del Festival y se celebraron dos (recordemos, entre 12 y 18 meses de antelación en la producción).
En octubre de ese mismo año llega el anuncio de que a Titirimundi se le ha concedido el Premio Nacional de las Artes Escénicas para la juventud y la infancia.