
Titirimundi es un evento que contiene en su ADN las pasiones y vocaciones de su creador y director, Julio Michel Villacorta.
La primera vocación es cultural
Tiene que ver con la creencia de que el teatro de títeres es un patrimonio universal lleno de riqueza que debe ser disfrutado por todos poniendo al hecho artístico por encima de todo.
La segunda vocación es didáctica
Resulta natural porque la mejor forma de aprender es ver y experimentar el hecho artístico; del mismo modo, como cualquier conocimiento, cuanto antes se acerque uno a él, mejor, y si es en la escuela, mejor que mejor. Esta creencia se concreta en la puesta en marcha del proyecto Titiricole, 10 años después de la primera edición del festival, en el que se impulsa el uso del teatro de títeres en el aula como herramienta pedagógica.
La tercera vocación es social
Nace del convencimiento de que todo el mundo tiene derecho a la cultura. El Festival hace la propuesta artística y el público acude a la calle, los patios y teatros … pero si existe algún motivo por el que el público no puede acudir al teatro, entonces, el teatro debe acudir al público. Por este motivo, desde sus primeras ediciones, el festival ha organizado actuaciones en la planta de pediatría del Hospital general, en centros de atención especializada de la provincia y en la cárcel de Perogordo.
Estas vocaciones se mantienen en el tiempo y los proyectos se consolidan y crecen hasta convertir a Titirimundi en una referencia de excelencia en el panorama cultural del país y en uno de los Festivales de teatro de títeres más importantes de Europa.